Este fin de semana he estado en una casa que no pisaba desde hace más de cuatro años. El lugar permanecía vivamente en mi memoria. Reconocía hasta los pequeños objetos, hasta los vasos de la cocina, recordaba incluso las cortinas de los baños. Recordaba todo, pero sentía que nunca había estado allí, que nunca había respirado ese aire tan particular que desprenden sus habitaciones.
A veces las cosas cambian, y a veces los que cambiamos somos las personas y como nos sentimos. Yo debo ser la misma persona, pero esa casa sin haber cambiado es distinta. Es la misma diferencia que sientes cuando entras a un bar de copas de día. Igual que contemplar la fachada de la casa que abandonaste hace ya tanto tiempo. Igual que ver a una antigua novia...
Todos hemos oído hablar de "Déjà Vu". el sentir que ha pasado algo que nunca ha pasado. Los psicólogos tenemos una palabra para lo contrario, "Jamais Vu", nunca visto, la sensación de no reconocer algo que ya ha ocurrido.
El filósofo David Hume, reflexionando sobre la consciencia, pensaba que no hay un "yo" detrás de nuestros sentimientos, que nuestras emociones, nuestras percepciones existen sin que haya nada detrás. Ante eso, lo único que nos queda es la memoria para juntar esas sensaciones y recordarnos que todas han sido sentidas por el mismo cuerpo.
Por eso mi opción es recordar, seguir mirando siempre hacia delante pero echando de vez en cuando una mirada por encima del hombro. Como cantaban los Beatles:
"Though i know i'll never lose affection
For people and things that went before
I know i'll often stop and think about them
In my life i love you more"
